Oye amiga, necesito hablarte un momento,
quiero decirte muchas cosas
de sucesos de los que estaba desatento,
ahora es el tiempo, por saber te ves ansiosa.
Antes de comenzar a decirte,
me gustaría que sepas que no estoy enojado,
aunque siempre te dije que de mí debías irte,
pero tú insististe en mantenerte a mi lado.
De más está por decir todo lo que sufrí contigo,
me tenías dominado, arrinconado en la tristeza,
nunca te preocupabas por mí ¡fue así cómo te digo!
Soy sincero porque sé que no te molesta mi franqueza.
Ha llegado la ocasión de separarme de ti,
te dejaré en tu sillón preferido, el del olvido,
es que encontré una luz que me ha guiado hasta aquí,
a la salida, de este laberinto del que huyo despavorido.
Te dejo con tus traumas, dolores y traiciones,
no sé si algún día decidas cambiar,
lamento que nuestra relación no haya sido de las mejores,
pero a tu lado no me puedo quedar.
Aunque siempre lo ocultaste, recibí aquel mensaje.
¿Estás asombrada? ¡No te hagas, pues sabes cuál es!
Tu adversaria me envió un boleto y el equipaje;
cada vez que te preguntaba solo decías: "Te diré después".
Descubrí toda la maldad que en ti encierras,
y me iré para nunca a tu lado regresar,
desconozco los motivos de tu incesante guerra,
pero al amor su espacio no le quieres dar.
Ahora que conoces la razón de mi verdad,
y que ya no estaré nunca más contigo;
tan solo quiero decirte adiós, mi querida soledad,
porque ni siquiera podré seguir siendo tu amigo.
Julio Medina
24 de septiembre del 2011
CARTA A UNA AMIGA -
(c) -
Julio Medina