Sin ti ¡qué voy hacer ahora,
sin el susurro de amor que a mi corazón le dabas!
Y esta ansiedad metida dentro de mí me devora,
se muere mi alma y el deseo de estar junto a ti no acaba.
Le digo hermosa a la más bella de las damas,
dulzura exquisita de la mujer que mi alma añora.
Traigo para ti versos de la poesía que amas,
esencia de mi inspiración transformada en señora.
Ese aire que respiro eres tú, princesa,
de pronto llegaste y me llenaste de ilusiones.
¡Embrujo de una fantasía que a mi corazón apresa!
Aunque el dueño de tu amor no aceptará explicaciones.
Detrás de ti seguiré,
viviré lo que me quede de vida enamorado,
recuerdo cuando decías que estabas comprometida,
oportunidad no tenía, pero el intento no fracasé,
dichoso soy porque tu amor he logrado,
y triste a la vez por ser un imposible de la vida.
Ya nada es importante de lo que pueda decir,
aunque lejos y en otros brazos deseo seas feliz,
por mucho que me duela, el dolor debo admitir,
continuaré adelante, sin ti seré infeliz.
Si algún día quedaras sola no perderé la esperanza
de tenerte a mi lado y sentir el amor soñado.
El momento es difícil, pero no aflojaré confianza,
este amor quedará siempre en mi corazón guardado.
Tu amor, delicia refinada que la vida me regala,
cautivadora dulzura de mi dama preferida,
eres la aurora que llegas, y con el resplandor me halas,
llenando de anhelos la soledad de un cielo
tendido en la luz de la esperanza fundida.
Julio Medina
29 de septiembre del 2011
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