Mi primera ilusión venía perdida
entre letras tristes y desolación,
fue una luz extraña que adornó en mi vida
con flores marchitas y desesperación.
Y yo cegado a ese amor lozano
que me avasallaba en su perdición,
creía en el cuento de un querer lejano,
de frases hermosas sin más condición.
Mi primera ilusión fue creciente del río
arrastraba lodo hasta un remolino,
allí se saciaba con su poderío
prendaba al amor a lo libertino.
Implacable la angustia mis ojos abría
legañas cayeron por la indiscreción,
en voz alta me dijo como se atrevía
a llenarme el mundo de falsa ilusión.
Julio Medina
17 de marzo del 2013
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