Por el
camino estrecho voy andando
sin
desviarme ni a izquierda ni a derecha;
soy como
un niño dando sus primeros pasos.
Este
sendero no es fácil, pero es grato
saber
que me guías tú… Jesús.
Y por
la vereda angosta sigo avanzando,
con movimiento firme ando buscando
alcanzar
al final de la salida,
la
corona de vida eterna prometida.
El
enemigo ha intentado detenerme;
con tu santa palabra lo he refutado.
Mi
espíritu salvo por Cristo, ya no perece
porque
dejé atrás al viejo hombre,
y uno
nuevo emerge formado.
Julio
Medina
18 de
agosto del 2017
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