A tiempo saqué tu recuerdo de mi pasado
lo hice en el esfuerzo de olvidarte,
así detuve la obsesión de mirarte
en el espejo viejo y gastado.
¡Agredía mi alma esa huella infame,
rugía... se parecía a la furia del viento
desmoronando todo al primer intento,
pero con la calma vino su derrame!
Ahora ya nada perturba mi mente,
feliz el corazón, está reconfortado;
dejando de vivir ese mundo erado
vuelvo a ver la vida como adolescente.
De la flor silvestre siempre me acompaño,
me libera de sentir tu sentimiento amargo,
y si alguno se quedase, en el mar lo descargo,
porque de esta forma nunca más te extraño.
Julio Mediba
9 de agosto del 2014
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