Cuando dentro de mis ojos mires
buscando calmar tu deseo intenso,
intentarás hacer que el amor errante gire,
y cambie todo lo que de ti pienso.
Leerás en ellos cada secreto acumulado,
el de aquellos días ¡cómo yo te quise!
Fue aquel momento nunca olvidado
labrado de amor, para ti lo hice.
Y en tus intenciones abrirás la puerta
hacia una vereda poblada de rosas,
allí encontrarás adonde está cubierta
el alma clavada en espinas penosas.
Así la dejaste,
muriendo perdida,
sangrando de heridas que jamás sanaste,
allí le mataste con tu despedida.
Dijiste hasta luego, pues no ha sido cierto,
pasas recordando a quien por ti suspira,
al pasar el tiempo solo he descubierto,
que tú fuiste eso, una vil mentira.
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