En densas nubes se convirtieron
las lágrimas derramadas,
que con angustia cayeron
de las mejillas rosadas.
¡Tan secas! volaron en la alborada,
no había llanto, solo rugido...
Causaba espanto aquel gemido,
y yo, le escuchaba oculto tras la ventana.
No quise verla sangrando el alma,
tenía miedo de su martirio,
a ese cruel dolor que desalma,
y deja el corazón hecho delirio.
Sus sentimientos uno por uno
fueron saliendo,
por todas partes refugio iban pidiendo
para sosegarse de aquel flagelo importuno.
De pronto su cuerpo temblaba, flaqueaba,
la vida empezaba a salírsele,
ella se vaciaba, y yo, no me movía por nada.
No quería verle ir porque he sabido cuanto duele...
La dejé partir confundida, la dejé morirse,
envuelta en desdicha el vuelo ha alzado.
Nunca me le acerqué para decirle;
para decirle que todo el tiempo le había amado.
Julio Medina
11 de junio del 2014
TENÍA MIEDO - (c) - Julio Medina
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