Quiero seguir dormido
en los azahares de la noche para nunca terminar
de arrullar el manto de sus densas sombras,
quiero sentir las siluetas cohibidas
a la nitidez del día posarse en la órbita opuesta
cubriéndome el entorno con sus gélidas alas;
quiero vaciar el flujo virtuoso y latente
de la vena portentosa arrebatada en poesía
por los diminutos poros anclados en tu piel,
y ver la péndola agitada en los sentidos del alma
brotando tenues destellos de melancolía.
Quiero que el anochecer no me abandone más
para escaparme bajo el amparo de sus penumbras,
y en el efluvio de su silencio disonante
acabar de remendar la hilera de tristezas,
las sobras de los versos fragmentados
de un poema de amor desarticulado;
quiero llorar con las letras ultrajadas
en la oscuridad inmensa del crepúsculo indómito,
y en el espacio solitario del corazón lastimado
bordar las lágrimas vertidas que han rodado
hasta convertirlas en la melodía triste
de una inalcanzable historia de amor.
Julio Medina
20 de enero del 2013
Un triste poema amigo pero sin dejar de ser hermoso, saludos estelares desde mi querida Guatemala
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