Fontana, insaciable ente
en las entrañas de la tierra escondes
una fuente de vigor consistente,
el suelo te responde.
Es tu fuerza bajo el cielo un afluente
unido al temor y ritual belleza,
de frescura palpable
dio la nataraleza,
aoja el crujir la tenaz caída
del zumo en la roca acuosa y roída,
transportas mi existir,
tiemblo al tocar la cuenca que te guarda,
busco el amor que en tu pasión aguarda,
me lleva una torrente
entre sueños, quimeras,
le pido a tu valquiria
de saber inherente
lista, audaz ¡la cimera!
Seso irreconocible,
¿Qué vas a responder a mi llamado?
¡Habla corriente indócil!
Tú que cruzas la esfera terrenal,
dime cuando acaba la fortaleza
de la energía grácil,
el ánimo acerado
se desgasta con el esfuerzo inviable;
un ser trata de encontrar
de su mal el final
llenándose de amor y de belleza,
antes de que termine
el deseo de encontrarlo y camine
hacia el pantano que a nadie responde.
Julio Medina
29 de junio del 2012
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