Leo tus letras temeroso por lo que puedan decirme,
no tengo miedo de ti, pero no deseo continuar este desafío.
Ese corazón tuyo alberga tantos rencores,
aunque del tiempo pasado cenizas solo han quedado.
Llevas en el alma rebeldía, siempres sales a mi encuentro,
no importa te hayas casado ni que de ti estoy lejos.
Dentro de mi memoria por donde una vez pasaste,
veo en ella unas sombras de las que hoy ni me acuerdo.
Ese corazón tuyo alberga tantos rencores,
pesadillas interminables de aquel ayer estropeado.
Vas al desquite sin medidas regando insano veneno,
intoxicas el alma y la mente de inocentes retoños.
¡Porque tu maldad palpita en las entrañas del infierno,
disfrutas y te regocijas al saber cuánto daño puedes hacer!
Y yo aborrezco aquel momento cuando en ti pude creer,
enamorado y por tus encantos en la tormenta fui a caer.
Al terminar la lectura de tus letras confundidas,
mi entendimiento se trastorna con esa mente desquiciada.
Ese corazón tuyo alberga tantos rencores,
aunque del tiempo pasado cenizas solo han quedado.
Julio Medina
23 de marzo del 2012