No le nombro soledad
al mal que me hirió un día,
su dolor es mi verdad
mató al amor que tenía.
Se lleva mis ilusiones
y las entierra en las sombras,
muere la idolatría sin emociones.
¡Si he de morir así, nada me asombra!
Solitario resisto esta soledad ingrata,
envenenada tengo el alma por la desilución,
refugiado en esta tristeza que me ata
a vivir sin esperanza en el corazón.
Soy fantasmal del dolor, del miedo,
en la penumbra del olvido vine a caer,
desgastado en la adversidad, ahí me quedo
por un amor que no ha dado lo que deseo tener.
¡Y te ries de la desgracia que me aqueja!
Tus carcajadas son puñaladas al corazón,
perecen los sentimientos, de todo me aleja,
al abandomo nadie le da la razón.
He pensado escapar de este tormento
cuando aires amorosos los residuos han tocado,
pero la malvada soledad espanta al viento,
y en su telaraña de dudas me deja enredado.
Julio Medina
9 de octubre del 2011
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