Solo
el amor de Dios supera
al
amor que una madre da a su hijo,
porque
el Creador
es
la fuente misma que le diera
ese
don maravilloso con el cual la bendijo.
Es
la madre dedicada y cuidadosa
colma
a su hijo de amor desde el interior vientre,
lo
cría ella siendo tan celosa,
y
evita así que en su niño, daño entre.
Y
con amor de madre crece el adolescente
aprendiendo
las cosas buenas que mami enseña,
este
afecto entre ambos se hace firme, resistente;
¡tan
inquebrantable como una peña!
En
la adultez ese hombre cuida de ella
con
fervor y devoción inseparable,
y
esta mujer, es para él, entre todas la más bella
porque
le regaló vida con amor incomparable.
Julio
Medina
10
de mayo del 2017
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