De todo me acusas...
¡Hasta de fallas injustas!
Y eso mismo reclamo de ti;
tus motivos adversos forman la secuela
del camino que yo nunca construí,
hasta aquí llegaron las excusas
ya ni quiero acordarme
de la escena pintada en acuarela
porque mancilla el lienzo aislado
y descolora el alma gemela.
Con inservible pretexto me atentas;
ese indigno deseo no parece tener fin...
No riegues hastío,
ese mal pernicioso contagia
a un corazón que no se siente ser ruín.
Julio Medina
4 de septiembre del 2016
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