Sumergido en frustración total
olvidé vestir de faldas a la luna,
y ahora solo siento su atracción fatal,
tan adversa como ninguna.
Espalda con espalda llevamos varios días
sin sueños ni fantasías,
quise deshojarla como a la rosa del jardín,
pero su luz escasa de escarlata
los sentidos me arrebata;
-es como un maleficio sin fin-…
¡Debí dejarla allá arriba en la distancia,
adónde ella pertenece!
Su lado opuesto a mi alma palidece,
me está quebrando la intolerancia.
Equivoqué al fijarla
entre toda mi locura,
aquella fuente de ternura
jamás logré agarrarla.
-Solo tengo cicatrices por fortuna-,
pero cuando uno se enamora
hasta en los rayos de luna
siente besos de señora.
Julio Medina
25 de noviembre del 2015
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