Sentí a la soledad lentamente acercarse
portando un pañuelo gris entre sus manos,
vino a secar la tristeza comenzada a derramarse
dentro de un corazón sufriendo tan temprano.
Las lágrimas volvieron a mojar mis mejillas
después de tanto tiempo de haberlas evitado,
el miedo es causante de esta cruel pesadilla
ataca sin piedad, el daño es insano.
De pronto hoy la confianza moría
y vi como el amor con el viento escapaba,
por un rato pensé que todo perdería,
me quedaría sin ti cuando más creído estaba.
Tus mejillas y las mías como papel se mojaron
en ese charco de angustia vertida desde los ojos,
fue un súbito llanto, todos se asombraron,
sabían de nuestra unión, la más fiable de los cerrojos.
Y apareció el temor...
Y un miedo atroz nos alcanza
entre la duda y la sospecha el amor nos arrebata,
condenándonos sin excusas a vivir en desconfianza
una vida complicada, estrecha y de garata.
Julio Medina
7 de febrero del 2015
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