Dentro
de un silbido holgado
del viento,
susurra metido
en un lánguido arrullo
tu silencio despierto.
Escucho murmullos
rondando los labios...
Un lamento
escapado a voz de concierto
derrama las lágrimas
que van escarbando en las mejillas
el sembradío triste,
y estremecen en la memoria
el sentimiento
el sentimiento
trazado a flor de pintalabios;
inmisericorde coloreo
al corazón maquilla.
Percibo
el sonido peculiar
de una alusión
recitando la tragedia de la historia,
de una alusión
recitando la tragedia de la historia,
realizada desde un embalaje
adonde a tiempo se guarda
para recordar;
adonde a tiempo se guarda
para recordar;
haciéndose posible esta amarga
canturía,
canturía,
que resulta siendo ofrecida
por la intención
por la intención
obstinada de ocupar
el espacio del olvido.
el espacio del olvido.
Ya el murmullo veloz avanza...
¡Cuchicheo ese
sin destinación!
Son tantas orejas pendientes,
ansiosas por oír el gemido
que lanza
que lanza
la simiente afectiva
cuando sale
cuando sale
del herido corazón;
para luego irse a calumniarla.
Julio Medina
14 de octubre del 2014
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