Gritaba una sombra por tanto dolor
que un rayo del sol le producía,
y se tapaba con la figura alrededor
para sufrir menos cuando la luz aparecía.
Esa sombra por el mundo anduvo tanto
buscaba ser igual a la imagen de donde surgía,
pero no encontró el origen de su quebranto
ni del lamento que por siempre llevaría.
Murió la fuente de su encadenada tortura
llevándose hasta el sepulcro a la sombra,
y ahora se encuentra en las Alturas
quejándose porque allá nadie le honra.
Julio Medina
7 de marzo del 2014
EL SEPULCRO DE UNA SOMBRA - (c) - Julio Medina
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