miércoles, 23 de octubre de 2013

Nocturnal

Cruza la yola por el vidrio acuático
refulgido con óptimos colores,
de una noche atractiva de esplendores
inauditos, tiznando el lago estático.

El sombreado de aspecto flemático
se descuelga entre los halagadores
mimos del agua; con gratos rumores
de un embeleso límpido, enigmático.

Va la lindura fresca armonizando
la rozagante ruta del nocturno
paseo de la yola navegando.

En el principio extenso taciturno
deslumbrante es gozarse la belleza;
preciado don de la naturaleza.

Julio Medina
21 de octubre del 2013




NOCTURNAL - (c) - Julio Medina

domingo, 20 de octubre de 2013

Navegaré el ancho mar

Para olvidarme de ti
navegaré el ancho mar
donde no pueda mirar
tus ojos cerca de mí.

Ya la luna 
está avisada en el cielo,
y en sus rayos 
ha enviado el consuelo
de no verte en su reflejar.

Para olvidarme de ti
haré que no puedas llegar
hasta la barca a deshojar
el amor quedado aquí.

La marea 
ha subido los niiveles,
y llegar 
hasta la playa ahora no puedes,
si lo intentas, 
la oleada te va a llevar.

Para olvidarme de ti
navegaré el ancho mar
donde no pueda mirar
tus ojos cerca de mí.

Julio Medina
20 de octubre del 2013


NAVEGARÉ EL ANCHO MAR - (c) - Julio Medina

domingo, 13 de octubre de 2013

Del alba y la noche

La casona, 
inmensa sobresale en la oscuridad
de la noche,
saciada por la sombra asceta
que pusilánime
fusiona el territorio baldío
a la terrible sensación
 de espanto y de frío.

El sigilo frontispicio
reventando
el tétrico panorama de pavor,
deja escuchar el ruido desvaído
de los pasos muertos
vagando alrededor.

Misteriosa refulgencia
surge del interior...
Es tan intensa
que una cosa destella por las ranuras,
parece como si la casona
estuviese viva;
-fatuo contraste trae la mente
a confusión-.

Los árboles pelados
como astillas secas clavadas en el suelo
lucen impresionante esqueleto
de erizo terrero.

Encorcorvada imagen siniestra
en el cenit del alba y de la noche;
en la claridad es penumbra desierta,
y en la oscuridad,
una luminosa sombra ruidosa
asechando los sentidos
medrosos.

Julio Medina
8 de octubre del 2013


DEL ALBA Y LA NOCHE - (c) - Julio Medina

viernes, 11 de octubre de 2013

Este vacío no tiene comparanza

Olvídame,
no vengas más a buscarme,
ya nada queda, ya nada existe,
se esfumó el amor que te tenía,
y tú quedaste triste y vacía.

La vida da la oportunidad
de renacer,
y eso es lo que pienso hacer...

Olvídame,
si entre tú y yo
no existen momentos ni ayer.

Mas hoy no te puedo dar
lo que dentro de mí dejó de haber.
Y desde ahora
las horas se alargaran
para hecerte sentir
el amargo de la hiel.

¡Te sentirás tan sola!
Y yo te pido disculpas,
 pues no sé otra manera de decirte...
Olvídame.

Cayó el telon y este amor
se queda detrás de las cortinas,
varado entre rosas y espinas
sin encontrar otra salida hacia tu corazón.

Olvídame,
el tiempo me lleva
por una insalvable distancia.
Las sobras de este amor
caen al vacío
y allí se pierde confianza.

Olvídame,
perdóname el hastío
que fulmina tu esperanza.

Julio Medina
29 de septiembre del 2013


ESTE VACÍO NO TIENE COMPARANZA - (c) - Julio Medina

martes, 8 de octubre de 2013

Nostalgia del pasado


Llegó el otoño
y me subí a las alas del tiempo,
volando
hasta donde están sembradas
las nostalgias del pasado.
Y recorrí senderos
tendidos al momento
de hojarasca parda con bordes plateados.

Crujían las cenizas de las ramas desnudas,
el follaje agrisado aromaba el viento
con esencia del ocaso
que al respirarla desata sueños

¡Ay, nostalgia que vuelves
a nacer en mi mente,
con recuerdos tan fuertes
que crecen de solo pensarlos!

Son mis ansias de amarnos
el deseo presente,
pero su ausencia es la muerte
que con tristeza me envuelves.

Julio Medina
7 de octubre del 2013

NOSTALGIA DEL PASADO - (c) - Julio Medina

sábado, 5 de octubre de 2013

Callejera

Callejera, en la calle pide y pide,
sin rogar por amor ni por dinero,
solo le vas diciendo al mundo entero
lo que tu condición hacer te impide.

Callejera, esa vestidura expide
el mal oliente olor de un agujero,
pintas de mugre un amplio derrotero
de restos, los que nadie ve ni mide.

Apocada te acercas a un calzado,
y las manos extiendes suplicando
a quien en tu camino se ha cruzado.

Liada al destino que te está buscando
la forma de escapar de ese tropiezo,
y no preguntes más: ¿Por dónde empiezo?

Julio Medina
4 de octubre del 2013




CALLEJERA - (c) - Julio Medina