Una noche, la noche el sueño espera
partidas en dos, ahora son dos noches
porrateadas en una sola ¡si aparecieras
develando el misterio de los sueños en derroche!
Noches o sombras, mágicas bajadas salientes
al sendero sin luces del lucero extinto,
cierran los faroles, paren divisas vertientes
escalando la oscuridad tensa con un tropo distinto.
Cada noche es la misma noche descendida
del turbio ocaso descaminado sin designio,
aparece en la penumbra agónica dormida
y se avienta en un torbellino como un demonio.
El silencio es esclavo de la noche oscura,
noche tras noche silencia el ruido manifiesto
y da cabida a la sustancia arraigada en la abertura.
Cabezadas de fantasías circulan en el sueño apresto.
Zona de espectros a causa de una realidad sujetada
en el hechizo de la noche pasajera.
Apariciones vienen, luego se van en la madrugada
regresando en la noche atestadas de quimeras.
El miedo destella, opaco resplandor del fluido cegado,
sobresaltos deja el fantasma que en la noche ha caído,
dormitará una y otra vez cuando el reposo llegado
habite dentro de la luz abstenida del sueño retraído.
Sueños, los sueños nacen al nacer oculta la noche
y se desplazan en los huecos cuando los sentidos duermen.
Sueños y noches, noches y sueños elevados en un boche,
partirán en el desvelo, aunque más tarde los tomen.
Julio Medina
4 de febrero del 2012
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